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La Matriz de Eisenhower es una herramienta de gestión del tiempo que ayuda a priorizar lo que realmente mueve un negocio y a eliminar distracciones. En el caso de los emprendedores, donde cada día se combina la visión estratégica con la urgencia de lo inmediato, este mecanismo puede marcar la diferencia entre sentirse atrapado en tareas sin fin o avanzar con pasos firmes hacia los objetivos.

Popularizada por el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower, la matriz se basa en un principio claro: distinguir entre lo urgente y lo importante. De esa combinación surgen cuatro escenarios que reflejan muy bien la realidad de pymes y startups.

El primero son las tareas importantes y urgentes, aquellas que requieren acción inmediata: atender una incidencia con un cliente clave, resolver un fallo en la web o entregar un presupuesto con fecha límite.

En segundo lugar están las tareas importantes pero no urgentes, el verdadero espacio donde se juega el futuro de cualquier proyecto: diseñar la estrategia de marketing, preparar un plan financiero sólido o investigar nuevas líneas de innovación.

El tercer bloque corresponde a lo urgente pero no importante; esas tareas que se pueden delegar. Responder correos rutinarios, atender llamadas que puede gestionar otra persona del equipo o realizar trámites administrativos que lleva la gestoría.

Por último, está aquello que ni es urgente ni importante, como reuniones sin un objetivo claro o ese tiempo que se escapa en distracciones digitales.

Una herramienta para pymes o startups

Lo verdaderamente valioso de la Matriz de Eisenhower no es solo su capacidad de ordenar, sino de ayudar a pensar; pues invita a distinguir entre lo que exige una reacción inmediata y lo que realmente marca la diferencia a largo plazo. Por eso, uno de los mayores aprendizajes al usarla es entender que el crecimiento de un negocio no está en apagar fuegos, sino en invertir energía en aquellas tareas que son importantes aunque no urgentes. Reservar espacio en la semana para ellas es asegurar el futuro de la empresa.

Y aplicar esta visión puede ser una forma de entrenar la mirada emprendedora: no se trata de hacerlo todo, sino de hacerlo mejor.